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22 de abril de 2022

EL HÉROE CON ZAPATOS DE VESTIR

Mateo estaba cansado y quería “tirar la toalla”. Su menudo cuerpo simplemente ya no daba, pero a pocas cuadras de la meta logró escuchar: ¡Viva Guatemala! El grito de ánimo le hizo erguir la cabeza de inmediato.

Era un 19 de abril, pero de 1952, cuando Doroteo Guamuch Flores, quien pasaría a la historia como Mateo Flores, se sentía ya extenuado, y no era de menos, había corrido 42.1 kilómetros durante el Maratón de Boston, carrera la cual terminó ganando, posicionándose como el primer latinoamericano en ganarla, durante los 56 años de existencia de la competición.
Mateo estaba cansado y quería “tirar la toalla”. Su menudo cuerpo simplemente ya no daba, pero a pocas cuadras de la meta logró escuchar: ¡Viva Guatemala! El grito de ánimo le hizo erguir la cabeza de inmediato. A unos 200 metros de la meta se encontraba un grupo de chapines estudiantes de medicina, quienes dejaron sus libros para ir a dar aliento a ese guatemalteco desconocido que, según decía una radio de Boston aquella mañana, venía encabezando la carrera.
Al oír a sus compatriotas darle emocionados ánimos para que siguiera, Mateo sacó fuerzas de flaqueza y se dijo: “Dios mío ¿cómo puede ser posible? ¡voy a ganar! dame fuerzas”.
Era simplemente increíble que Mateo fuera punteando la carrera, superando a corredores de talla mundial, profesionales mejor alimentados y equipados. Los que lo veían se quedaban con la boca abierta: debido a las limitantes económicas de este atleta, Mateo estaba corriendo con zapatos de vestir porque simplemente no tenía recursos suficientes para comprarse un par de tenis. Era el héroe con zapatos de vestir.
El público no solo le daba ánimos, la verdad es que rugía “¡arriba chapín, arriba la bandera azul y blanco, arriba Guatemala”. Este fue el momento de gloria de la vida de Flores, (1922-2011) que al haber ganado la Maratón de Boston, se convirtió en un ícono en el país, y posteriormente se nombraría al principal estadio deportivo en su honor, el “Mateo Flores”, hoy Doroteo Guamuch.
El sobrenombre de Mateo, por el cual se le recuerda, fue acuñado por los perifoneadores estadounidenses, quienes no podían ni siquiera pronunciar su nombre de raíces indígenas “Doroteo Guamuch”, y optaron por decir en los micrófonos: “The winner of 56th Boston Marathon is mister Mathew Flowers of Guatemala”.
Doroteo, o “Mateo” como se le conoció a partir del mismo momento en que cruzó la meta, empezó a correr descalzo, por lo que sus pies se acostumbraron a esa condición, de tal manera que las primeras tres carreras las corrió sin zapatos.
Según sus propias memorias, “comía lo que Dios me daba. Mi dieta siempre fue de arroz, frijoles, tortilla y chile”. Tampoco asistió a la escuela. Desde pequeño le tocó ayudar a su padre en las labores agrícolas y luego fue ayudante de albañil.
Después del triunfo en Boston, Doroteo Guamuch –“Mateo”- tuvo un recibimiento apoteósico en Guatemala, sin embargo, la fama no se tradujo en riqueza. Mateo continuó llevando una vida sencilla en su casa, ubicada sobre la calzada Mateo Flores, una leyenda viviente cuya vida transcurrió en el anonimato.
Mateo murió el 11 de agosto del 2011, tras una larga enfermedad crónica.
Hoy el estadio nacional, la calzada donde vivió y una escuela de educación primaria en la colonia Cotió, en su natal Mixco, llevan su nombre, el nombre de aquel héroe que corrió descalzo y ganó un maratón usando zapatos de vestir.
Ante experiencias así, cuando se escucha a personas decir ante las adversidades “es que no se puede”. Siempre se puede.

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