DEPORTES
17 de diciembre de 2024
Liniers es una fiesta: la Faustimanía se sumó a la celebración de Vélez Sarsfield
Faustino Oro, el niño prodigio del ajedrez y simpatizante futbolero de El Fortín, fue homenajeado por la institución; participó de una charla y jugó simultáneas ante 35 chicos
Cada paso de Faustino Oro -el niño prodigio del ajedrez- por los diferentes puntos geográficos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) sigue convocando multitudes; su figura, de algo más de un metro y medio, la sonrisa sempiterna y una mirada pícara que deslumbra fue el epicentro de una nueva jornada de festejos que se llevaron a cabo en la tarde del lunes, en el Club Atlético Vélez Sársfield.
Es que cuando aún no se había apagado la alegría futbolera Decenas de niños y niñas, que integran el Plan de Ajedrez Escolar en CABA, junto a otros tantos socios y miembros del “semillero” del club se acercaron hasta el salón de “Los Espejos” en el Complejo Polideportivo que la entidad tiene sobre la Avenida Juan B. Justo al 8900, para participar de una charla junto al nuevo crack del ajedrez, y más tarde ser parte de una exhibición simultánea que Faustino Oro realizó frente a 35 rivales.
A las 18.30, Faustino o Chessi (como lo bautizó Kasparov) acompañado por el profesor de ajedrez del Vélez, el maestro Martín Bitelmajer, hizo su presentación contándole al público de qué manera comenzó su vínculo con el ajedrez hace apenas 4 años y un puñado de meses. Desde la platea, su familia, los abuelos paternos, Luis Oro y Elda Nuñez (ambos ajedrecistas, él representó al Club Vélez Sarsfield en los torneos de ajedrez de la Copa AFA, y ella participó en varios campeonatos nacionales femeninos), junto a papá Alejandro y mamá Romina, seguían atentamente sus palabras.Más adelante, Faustino, que en junio último alcanzó la plusmarca mundial al convertirse en el maestro internacional más joven del historial de este juego, a los 10 años, 8 meses y 16 días, recordó entre sus mejores momentos con el ajedrez, su victoria ante el mejor ajedrecista del mundo, el noruego Magnus Carlsen, y también ante el N°1 de la modalidad blitz (partidas a 3 minutos), el norteamericano Hikaru Nakamura. Añoró sus recuerdos con el fútbol cuando era alumno de la escuela San José de Calasanz, y contó también sobre su fuerte contracción al trabajo. “Y…, más o menos estudio entre 6 y 7 horas por día”, incluyendo las clases con los profesores y sus “recreos” jugando partidas rápidas por Internet.
Luego fue el turno de las preguntas. Los niños y adultos que se acercaron al Polideportivo en Liniers, querían saber cosas de Faustino: ¿Qué le aconsejas a un chico para que juegue al ajedrez?, ¿Cuál es tu apertura favorita?, ¿Después del peón que conviene jugar, el caballo o el alfil?, ¿Cuántos países conoces y cuál te gustó más?, ¿Cuál fue tu partida más difícil?, ¿Lo máximo fue ganarle a Carlsen?, y así casi indefinidamente se extendía el cuestionario. Acaso, lo más sabroso fue escuchar de boca del propio Faustino los motivos que le ayudaron a llegar tan alto al ajedrez.“El talento es importante”, dijo Faustino, tal vez en el momento más serio que tuvo en la tarde. Y agregó: “Pero para jugar al ajedrez con eso sólo no alcanza. Hay que estudiar y trabajar mucho. Con talento y esfuerzo se puede llegar”. Un cerrado aplauso le puso punto final a la presentación.
Durante algo más de 3 horas, el pequeño Faustino fue desparramando asombros y curiosidades entre los presentes; a la velocidad de un rayo iba ejecutando movimientos tras movimientos. Es verdad, que sus rivales no eran jugadores avezados, pero enfrentarse a 35 jugadores a la vez es una tarea compleja y mucho más para un niño de 11 años.
Dado que la ciudad de Buenos Aires fue elegida entre una de los ocho capitales del mundo donde se realizan actos en homenaje al centenario de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, fundada en París en 1924), el martes, a partir de las 11, se celebrará una simultánea gigante frente al obelisco porteño.
La anfitriona, la Sra. Paula González Haag, del Departamento de Cultura de Vélez aprovechó la ocasión para regalarle a Faustino Oro, socio de la entidad, una camiseta de fútbol del club de Liniers.Así pasó otra tarde de Faustimanía, generando un fervor único por el ajedrez como hacía muchos años que en Buenos Aires no se vivía.
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