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PROVINCIAL DE CLUBES DE BASQUET

22 de febrero de 2016

El conflicto entre la AMB y la Federación de Provincia

De planteos a discusiones, de amenazas a demandas, de suspensiones a recursos de amparos. La situación entre la Asociación Marplatense de Básquet y el ente provincial, es un libro que aún se sigue escribiendo y agregando capítulos. En el medio, los clubes, sus ambiciones deportivas y políticas. Continuará…

En cualquier organización, las relaciones sociales son diversas con cada integrante de la misma, generando afinidad o desacuerdo según el caso. Por otra parte, según Aristóteles, somos “animales políticos” (afirmación que utilizó la última semana el Papa Francisco, justamente en un entredicho con Donald Trump, candidato a presidente de los Estados Unidos). Bajo este contexto, no es de extrañar que hayas opiniones diferentes en la mesa directiva de la Federación Provincial, o la AMB, por distintas miradas acerca del manejo que debe adoptar la directiva en sus determinaciones.

 

El conflicto AMB-Federación, explota varios meses después de comenzar a activarse las municiones. Desde su llegada al poder en Mar del Plata, Pablo Huarte encaró su relación con la provincia mirando de reojo a su conducción, y encontró un punto dudoso en ella, el cual le permitió comenzar a hurgar en esa falencia, tan conocida por él (por su trabajo personal) como clásica en las organizaciones deportivas. Según Huarte, los balances y presupuestos de la FPBA (Federación Provincia de Buenos Aires), no estaban presentados y certificados debidamente, generando un manto de dudas (al menos para él y su equipo) en la mesa chica bonaerense. Entonces, para Juan Carlos Poletti (proveniente de Zárate-Campana, presidente de la Federación), nacía un enemigo a quien rápidamente querría minimizar y tenerlo de nuevo a su lado (como en la foto cuando asumió en su cargo), a sabiendas del peso que sostiene Mar del Plata en la provincia.

 

Corrió el 2015. Las asambleas en la Federación, salieron de su habitual calma para tratar temas superficiales, y se convirtieron en debates constantes entre la AMB (representada por Huarte) y el resto de las asociaciones (salvo La Plata, todas del lado de Poletti). Lo que parecía un reclamo verbal, casi al pasar, comenzó a crecer como una bola de nieve, y en un par de meses ya se debatía en la Asociación Marplatense, con los clubes presentes, la decisión de recurrir a la justicia por el tema. En principio, ningún delegado se empapó demasiado en la cuestión, y hasta el tema quedaba disperso en el aire como una cuestión personal entre Huarte y Poletti, sin creer que podrían verse todos involucrados. Error. La FPBA utilizó de rehén a los clubes, y empezó a amenazar con desafiliar a la AMB y, con esta decisión, dejar afuera a los clubes y selecciones marplatenses de las competencias provinciales (por ejemplo, Unión en el Provincial de Primera). Felices fiestas.

 

Y estalló el verano. La Federación se cansó de las amenazas, las intimaciones judiciales y comenzó a entramar la sanción. Lo debatieron en enero, y bajaron el martillo en febrero. Se decretaba, con el aval de la mayoría de las asociaciones, la desafiliación de la AMB por 90 días. El fallo era comunicado en la noche del jueves 18, un día antes de que Unión emprenda su viaje a Escobar por la última fecha de la Segunda Fase del Provincial de Clubes (ya clasificado a los Playoffs). Los llamados se sucedieron, no sólo entre la AMB y Federación, sino entre los propios clubes marplatenses. Incluso barajando la posibilidad de pedir la renuncia de Huarte, pues con esto creían que se podría dejar sin efecto la sanción, mostrándole un guiño al ente provincial. Dos reuniones de delegados, llamados de urgencia a los presidentes, y promesas de más juntadas para derrocar al mandatario de la AMB. Hasta se empezaron a barajar nombres, como el de “Guri” Perazzo, para quedarse con el sillón presidencial.

 

Nacional y popular. En las reuniones de la AMB, desde que él conduce, siempre hubo momento para que Pablo Huarte (o algún otro integrante de su equipo), dejé en claro su afinidad con la conducción de Federico Susbielles. El antes interventor, y ahora presidente de la Confederación Argentina de Básquetbol, debía devolver los elogios marplatenses y darle un crédito en esta situación. Mientras tanto, Miguel Ángel Chami (secretario de la FPBA) declaraba en Canal 10 MDP que “ni aunque intervenga la CABB, se cancelará la suspensión. La Federación puede decidir ratificarla con el aval de las asociaciones que la integran, amén de lo que diga la Confederación”. Sin embargo, la CABB se metió en el partido y asistió a Mar del Plata: intimó a la Federación provincial, sin permitirle desafiliar a ninguna asociación. Esto, más un recurso de amparo, le sirvieron a la AMB para levantar la sanción y dejarla sin efecto, al menos por ahora.

 

El libro no tiene fin, aún. Hay varias páginas en blanco para que los dirigentes las sigan escribiendo, hasta encontrarle una solución a la historia. Los clubes marplatenses, como explicábamos párrafo atrás, prometen continuar de cerca el tema y con asambleas propias para tomar mayor incidencia en la conducción de la Asociación. Renacen conflictos y gustos internos, acerca de quién debe presidir la AMB. En Federación, no se van a quedar de brazos cruzados: ya demostraron que pueden perjudicar a los clubes, mediante sanción, para tenerlos de su lado en la puja política. La CABB, por su parte, ya enfocó el problema y está atento a lo que suceda, sabiendo su importancia (la máxima) en el básquet nacional. ¿Cómo continuará la historia? ¿Qué posturas tomarán los clubes? ¿Apoyan a Huarte y arriesgan contra la Federación, o se alinean a la provincia y van por el presidente marplatense? Momento de sacar la pluma, y escribir los capítulos finales.

(Nota Planeta Naranja).

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