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21 de abril de 2015

Deportes en el Recuerdo: La Misión Argentina “La Marathon de la Route en Nürburgring”

La Misión Argentina siempre será recordada como una de las hazañas más brillantes del automovilismo argentino en el exterior.

Entre los años 1966 y 1982 se fabricaron nada más y nada menos que 17 versiones de Torino. Con casi 100.000 unidades producidas, quedó en la historia como el primer auto argentino que superó la barrera de los 200.000 km. Pero lo que marcó un hito en la historia del automovilismo sin duda fue la denominada Misión Argentina “La Marathon de la Route en Nürburgring”, del 19 al 23 de agosto de 1969, en Alemania, donde precisamente los autos eran Torinos.

Los protagonistas fueron tres unidades 380W, el director del equipo fue Juan Manuel Fangio y el director deportivo Oreste Berta.

El coche Nº 1 se adjudicó a los pilotos Galbato, Luis Di Palma y Cacho Fangio. En el Nº 2 conducían Gastón Perkins, Rodríguez Canedo y Jorge Cupeiro. En el Nº 3 Eduardo Copello, “Larry” y Franco. García Veiga fue designado piloto suplente.

En la madrugada del 20 de agosto comenzaría dicha Maratón, cuya duración sería de 84 horas.

La misma no era sencilla ya que tenía un reglamento muy estricto. En las primeras tres horas un auto podía tardar hasta media hora en dar la vuelta de 22.835 metros. Pero después el giro no podía llevar más de 24 minutos ni menos de quince. Lo más difícil era que, en los boxes, el piloto que estuviese manejando era el único autorizado a intervenir. Los caños de escape no podían superar los 83 decibeles. No se podía circular con luces quemadas. Si el número del auto no estaba bien visible, los organizadores podían no reconocer la vuelta. La primera baja se dio en el auto conducido por Cupeiro, el cual quedó en la banquina. Según lo indicaba el reglamento, no podía retornar el auto a la pista. La lluvia intensa provocó la deserción, en la segunda jornada, del coche N° 1 al perder las luces y por la rotura del cárter.

 

Aquí hay una anécdota muy curiosa de la famosa viveza criolla. En una ocasión “Larry” tuvo que detener la marcha al costado del camino. Y estaba fuera de la zona de los boxes. El reglamento exigía que el piloto fuera el único que solucionara la situación sin ayuda de los mecánicos, los cuales no podían darle ni siquiera instrucciones.

Ante la mirada germánica observando todo fue cuando Fangio se acercó al alambrado y comenzó a darle indicaciones –para no ser sancionado- pero lo hizo cantando: con la melodía de “La Cumparsita”, pero reemplazando la letra por el puñado de indicaciones que requería “Larry”. El oficial que tenía que supervisar pensó que Fangio sólo tenía ganas de cantar un tango y no lo sancionó ya que no entendía el idioma. El Torino N° 3 seguía adelante, a pesar de haber perdido por cuatro horas el mejor lugar. A las 53 horas de carrera, el auto necesitaba cambiar las pastillas de frenos y el caño de escape. Lo que dio ventaja al Lancia que lo sobrepasó. En la hora 66, el Torino no llegó a bajar del 6° lugar, pero repuntó. Alcanzando al final un brillante cuarto puesto, con una doble distinción. Era el coche que más vueltas había dado en las 84 horas (334) y ganaba su categoría (más de tres litros).

La Misión Argentina siempre será recordada como una de las hazañas más brillantes del automovilismo argentino en el exterior.

Sin duda el Torino sigue despertando mucha pasión desde siempre.

Fuentes consultadas: Historia del Automovilismo, de Alfredo Parga

Federación Argentina de los Torino

http://www.federaciondeltorino.com.ar/

Fotos: Archivo y Federación Argentina de los Torino.

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