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13 de abril de 2017

Scalextric y el origen del modelismo

Esta semana celebramos el 60 cumpleaños de una marca teñida de nostalgia. Hablaremos de Scalextric, la mítica firma de Slot y modelismo de coches, que nos regaló tardes de diversión en los 90, los 80… antes y ahora!!.

Qué recuerdos nos trae esta marca… aquellas tardes de lluvia, tirados en el suelo con vecinos que no hemos vuelto a ver, montando y desmontando la pista en forma de ocho, pedaltando las curvas, limpiando las escobillas de los coches… haciendo musiquilla con el rascar del mando del Scalextric. Ay! bendita nostalgia!.

Qué buenos momentos hemos pasado sin preocupaciones ni responsabilidades y qué inocentes éramos. Sí, porque ¿quien no le ha gastado el azúcar a su madre para hacer una pista nevada?. ¿Y el Cola Cao?, ¿no me digáis que tampoco habéis echado Cola Cao para simular que el circuito atravesaba el desierto?… ¡hombre por favor, el “París Dakar“!. Y ¿quién no ha hecho “la recta infernal”?, eso de quemar un chorro de alcohol a ambos lados de una recta. Los que tengáis parquet en lugar de terrazo no lo probéis, porque un amiguete lo hizo y estuvo a punto de terminar siendo “la casa infernal”. Pues eso, que éramos tan inocentes… como insensatos.

 

El origen de este hobby es el modelismo. Básicamente es la afición a construir, y en ocasiones dirigir, reproducciones en miniatura de cualquier cosa: vehículos, figuras o edificios. Esto viene de la costumbre que tenían los artesanos de la antigüedad, de construir ejemplos a escala reducida de sus productos, para mostrárselos a sus clientes sin tener que construirlos antes de recibir el encargo.

 

El modelismo en si se puede dividir en Dinámico y Estático:

• Dinámico: Que lo componen modelos a escala que se mueven y dirigen por control remoto.

• Estático: Cuyo valor se centra en la minuciosidad de los detalles de su reproducción. Por eso no podemos decir que sean juguetes.

Este es un mundo que se presta al coleccionismo, por eso las variedades del modelismo pasan por las reproducciones ferroviarias, navales, figuras en miniatura, dioramas o incluso el aeromodelismo. En el siglo XIX estos coleccionistas empezaron a asociarse en clubs para desarrollar técnicas de competición. Así surgieron las famosos “wargames” o recreación de batallas en miniatura, las exhibiciones de trenes eléctricos y el Slot.

El Slot son autopistas en miniatura también llamadas fórmula de salón, que no es más que una competición deportiva de coches a escala con motores eléctricos. Los vehículos circulan por unas pistas equipadas con ranuras por las que se alimenta eléctricamente a los coches y es de estas ranuras de donde viene el término inglés Slot (ranura).

Curiosamente la mayoría de la gente se refiere al Slot como Scalextric ya que se ha convertido en un nombre genérico, pese a que en las últimas décadas han surgido varios fabricantes de este tipo de circuitos.

Los primeros coches de Slot fueron fabricados y comercializados por la americana Lionel en 1912, aunque sorprendentemente no fueron patentados hasta marzo de 1936. El problema era que los coches circulaban libremente y el usuario no tenía control sobre el vehículo. Además, las ruedas de detrás chocaban constantemente con el raíl del medio… porque hasta la llegada del Scalextric, a finales de los 50, las autopistas tenían los raíles elevados.

Para conocer el origen de la marca Scalextric tenemos que ir a Inglaterra, justo antes de la II Guerra Mundial. Un emprendedor británico de tan solo 20 años creó su propia empresa de ingeniería. Fred Francis tuvo la fortuna –o la destreza– de hacer negocio a costa de la Guerra. Durante la contienda consiguió varios contratos militares del gobierno británico que le hicieron prosperar. Aunque curiosamente no era ingeniero de carrera, de hecho dejó la escuela con 14 años y aprendió el oficio a la vieja usanza.

Cuando concluyó la Guerra el negocio también se acabó y en 1947 fundó en Londres una empresa de juguetes mecánicos de metal llamada Minimodels. Allí desarrolló un coche de juguete que denominó Scalex (por estar diseñado a escala X o escala variable). Estaba hecho de hojalata y tenía un motor a cuerda que se activaba a sacar el volante. Tras años de desarrollo, en 1952 lo sacó a la venta y fue un éxito inmediato. Llegaron a fabricarse hasta 7.000 unidades por semana en la fábrica de Minimodels en New Lane (al sur de Inglaterra).

Pero desgraciadamente fue un éxito breve. En 1956 la novedad de los Scalex había desaparecido y las ventas comenzaron a caer hasta comprometer el futuro de la compañía y sus 100 empleados.

En un intento de revertir la situación, Fred Francis tiró de ingenio y comenzó a buscar alternativas. Buscó inspiración en los circuitos de carreras y en los coches de competición del momento, pero para añadir ese nivel de realismo necesitaba desarrollar un sistema que le diera el control del coche al jugador.

Entonces llegó la gran idea. Cogió un prototipo del Scalex, le incorporó un pequeño motor de tren eléctrico y lo hizo correr sobre unas vías de modelismo ferroviario que insertó en una pista de caucho. Los coches recibían la electricidad mediante una rueda de “cardán” que encajaba en los raíles de tren. Y la energía llegaba gracias a unas baterías ocultas en una pequeña caseta de cartón, desde donde los jugadores podían controlar sus coches. Sencillamente era genial.

Entonces llegó el momento de patentar su invento, pero necesitaba un nombre comercial que sonase tan moderno como su circuito. Finalmente el naming Scalextric viene de la combinación de los coches de escala variable: Scalex y Electricidad.

Lo siguiente era elegir qué automóviles iban incluir en los circuitos y después de pensarlo mucho, los primeros coches de Scalextric fueron el Ferrari 375 y el mítico Maserati 250F que todavía forma parte de la gama actual de modelos.

Además, para captar la atención de los amantes de la Fórmula 1 de la época, incluyeron los nombres de los grandes pilotos del Grand Prix: Stirling Moss, Juan Fangio y Alberto Ascari. De todas formas, entre los preceptores de la firma hay que destacar al piloto Jim Clark, británico como no.

Las pistas y los coches fueron construidos a una escala de 1/30 y los coches, pese a ser de hojalata, eran capaces alcanzar de una velocidad de ¡¡más de 200 Km/h!!. Pero el impulso de la marca vino sobre todo por la posibilidad que ofrecía a sus clientes de construir diferentes combinaciones de pista.

El Scalextric se presentó en la Feria de Harrogate de 1957 y triunfaron. Se dispararon las ventas y la empresa recuperó perspectivas de futuro esperanzadoras. Pero Fred Francis quiso retirarse en todo lo alto y vendió la marca a Lines Bros: los fabricantes de trenes a escala Tri-ang, que a su vez introdujeron por primera vez los chasis de plástico para la producción en masa, como también vimos en Brann cuando analizamos la marca LEGO.

En 1962 Scalextric llegó a España de la mano de Exin, presentándose en la Feria de Muestras de Barcelona de ese mismo año. Desde el inicio –y fruto del acuerdo de licencia con la entonces propietaria Lines Bros–, las pistas y transformadores se fabricaron en España. Poco a poco y hasta 1965 también lo fueron los mandos, los motores y los coches. Hasta que en 1966 se presentó el primer coche totalmente diseñado y producido en España, el mítico Seat 600… ¡Olé!

Gracias a la calidad de las reproducciones, cuidado de los detalles, las innovaciones en el diseño y las prestaciones técnicas, los modelos Españoles empezaron a ganar terreno a los británicos. En 1970, la grave situación financiera por la que atravesaba Lines Bros permitió a Exin comprar los derechos de la marca y las patentes para España, México y Andorra.

Ya en 1990 se creó la marca SCX para la exportación a terceros países, pero la crisis de aquellos años y el aumento de los costes, afectaron a otras líneas de negocio de la compañía hasta el punto de echar el cierre en 1993. Ante semejante batacazo, la marca Scalextric se convirtió en una ganga que la multinacional americana TYCO no dejó escapar y ese mismo año adquirió sus derechos de fabricación y distribución.

Esta es la etapa en la que la empresa traslada su fábrica a China y también se crea el Club Scalextric. Pero dos años más tarde TYCO es absorbida por la juguetera Mattel y un año después pasa a manos de Tecnitoys.

Con Tecnitoys, en 1998, se relanza la marca con gran éxito. Se establecen nuevas políticas comerciales y de marketing que afectan directamente a la identidad visual: se renueva el logotipo y todo el packaging. Además se invierte en I+D, consiguiendo una importante mejora cualitativa de sus productos. Esto se tradujo en el desarrollo de los primeros mandos sin cableado, la inclusión de la fibra óptica, la creación de la guía con suspensión o numerosos accesorios electrónicos. Pero la guinda llegó en 2003 con el Scalextric Digital System que permitía cambiar de carril a voluntad y competir hasta con 6 coches por pista.

Por último, en 2013, la empresa Fábrica de Juguetes se hizo con derechos de fabricación y distribución en exclusiva a nivel mundial para la comercialización de las marcas Scalextric y SCX… hasta la fecha.

Antes de terminar, tenemos que entrar en la ronda de curiosidades y empezamos hablando de las pistas. Aunque las primeras se realizaban con caucho, su prohibitivo coste permitió que hoy en día se usen exclusivamente de dos tipos:

• Plástico: que se hacen principalmente con polietileno moldeado.

• Madera: ¡Sí amigos, pistas de madera!. Al parecer los más “pros” de esto se hacen ellos mismos las pistas en madera de forma totalmente artesanal.

El otro dato que nos ha llamado la atención tiene que ver con los tipos de vehículo. Y es que además de decenas de modelos de coche, Scalextric ha incluido en su parrilla: camionetas, todo terrenos, camiones articulados, motos, karts e incluso bicicletas, monopatines e incluso caballos… ¡Alucinante!.

por Rubén Galgo

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