CURIOSIDADES
29 de abril de 2020
Un pura sangre en el agua: la historia de la única lancha que llevó la marca Ferrari
Fue construido en 1952 y al año siguiente obtuvo un récord de velocidad en un lago de Bergamo.
En la década del 50, el Cavallino Rampante dominaba el mundo de la competición, con los títulos de Fórmula Uno ganados por Alberto Ascari (1952 y 53) y Juan Manuel Fangio (56), y el inicio del dominio en las 24 Horas de Le Mans, cuya primera victoria llegó en 1954 con el arrecifeño José Froilán González.
Eran tiempos en los que Don Enzo Ferrari disfrutaba de cómo sus bólidos eran casi imbatibles sobre el asfalto. Y fue en esos años que le plantearon un desafío superador: llevar ese dominio al agua, participar del nacimiento de una lancha de carreras, un pura sangre con motor Ferrari, construido por deseo de un piloto náutico de aquel entonces.
Con este bote, Enzo Ferrari cumplió con su objetivo de tener no sólo los autos más rápidos.
Esta es la historia del Ferrari Arno XI, un bote de competición sin comparación, porque es el único que fue equipado con un motor de la casa italiana. Ese hidroplano vuelve a ser noticia en estos días porque acaba de ser restaurado por Ferrari Classiche y fue puesto a la venta, en un precio no difundido pero que debe estar situado en una cifra millonaria: en 2012, cuando fue subastado por la prestigiosa casa RM Sotheby’s, se pagaron 940 mil dólares.
Ese bote de competición también sigue ostentando el récord de velocidad sobre el agua en su categoría, gracias a su marca registrada en 1953: 242,190 kilómetros por hora. Su precio no aparece publicado en el anuncio de venta del portal Dupontregistry, ni tampoco su kilometraje: aquellos que estén interesados en hacerse con esta pieza de coleccionista deberán solicitar estos datos vía telefónica.
Achille Castoldi fue un ingeniero italiano que en la década del 40 había conseguido títulos en motonáutica, quien por esos logros trabó además buena relación con reconocidos pilotos de autos de aquellos tiempos. A él se le ocurrió construir el catamarán que fuera capaz de volar sobre el agua. Y para ello necesitaba de la ayuda de quien por esos años marcaba la pauta en la competición. Su objetivo era encontrar un bote que las batiera a todas en la categoría de 800 kilos. Y así es como nació el Ferrari Arno XI.
Los botes de Castoldi llevaban Arno por nombre. El original, de 1940, portaba un motor Alfa Romeo Type 158, con el que entonces estableció un primer récord mundial de velocidad, con 130.517 kilómetros por hora sobre el agua. Hubo otros Arno impulsados por Alfa Romeo, hasta que el piloto, en 1951, dio por terminada la relación con la marca y cambió su enfoque a la competencia de récord mundial de velocidad, ahora buscando un nuevo proveedor de motores para intentar alcanzar el récord mundial de velocidad en una categoría superior.
Construido por Cantieri Timossi, la embarcación fue moldeada madera maciza con un revestimiento enchapado en caoba. Y, por supuesto, estaba pintado en Rojo Ferrari e inspiraba sus formas en un monoplaza de Maranello. Faltaba el corazón que le confiriera la potencia deseada.
Los preparativos para el récord de Castoldi comenzaron en 1952, cuando viajó a Maranello con sus dos amigos cercanos, los pilotos ferraristas Alberto Ascari y Luigi Villoresi, para pedir un motor V12 de especificación de Fórmula 1. Era el mismo que se usó en los primeros autos de Fórmula Uno del Cavallino Rampante y logró la primera victoria de la Scudería en la Fórmula Uno, con el Cabezón Frolián González como piloto, en 1951.
La bendición de Enzo Ferrari estaba prácticamente asegurada ya que Castoldi había logrado salvar una cantidad de autos de carrera Alfetta 158 durante la guerra, manteniéndolos ocultos de las fuerzas alemanas de ocupación en su fábrica en Abbiategrasso, cerca de Milán. Además, Il Commendatore se vio seducido de inmediato por llevar la potencia de su marca al agua. Fue así que se involucró activamente en el proyecto. Lo hizo de la mano del director de Diseño de Motores de Ferrari, Aurelio Lampredi y del equipo de ingenieros de su equipo de competición.
Utilizando las lecciones aprendidas en la pista, casi duplicaron la relación de compresión para manejar el metanol. Se necesitaba de una chispa más caliente, por lo que los distribuidores y las bobinas fueron reemplazados por magnetos gemelos. Cada cilindro tenía dos bujías para garantizar una combustión limpia. Como no fue suficiente, se usaron dos sobrealimentadores gigantes fueron impulsados por el cigüeñal. Cada uno tenía su propio Weber 4-Barell modificado para verter metanfetamina en el motor con una relación aire / combustible de 5: 1. Lo que comenzó con 385 caballos trepó a un rango de entre 550 y 600 CV.
Con la máquina lista y equipada, en 1953 el Ferrari Arno XI fue botado en el Lago Iseo (de la ciudad italiana de Bérgamo) y consiguió su objetivo: batir el récord de velocidad en dicha categoría sobre el agua, con una marca de más de 242 kilómetros por hora en dos pasadas y con una velocidad media de 164,70 km/h en hacer las 24 millas náuticas.
Ahora, y con motivo de su 70º aniversario, Ferrari Classiche acaba de restaurar por completo su mecánica e impronta exterior. El proyecto fue recibido con entusiasmo por el departamento de la marca: "Este es uno de los motores más importantes de la historia de Ferrari", sostuvo Luigino Barp, director de Ferrari Classiche.
"Hemos restaurado las Ferrari más raros y valiosos jamás fabricados, pero, desde luego, sólo hemos trabajado con motores y carrocerías de autos. La restauración de este motor Ferrari de 1952, fabricado de manera artesanal específicamente para esta instalación exclusiva, es una experiencia única en la vida para todos los que trabajamos en la sede de Ferrari", abundó.
Una vez que rompió el récord, Castoldi construyó otro bote para una clase diferente. Sin embargo, el motor explotó y se retiró de las carreras. El Arno XI fue vendido a Nando dell’Orto, un ingeniero que revisó la aerodinámica para una mejor estabilidad. Después de agregar algunos kilos, ocupó el segundo lugar para la clase de 900 kg en 1965. Desde entonces, se lo vio visto ocasionalmente en espectáculos de barcos haciendo vueltas de desfile, y en 2012 fue subastado por Sotheby’s. Ahora reapareció, restauración de Ferrari Classiche mediante.
Ahora, este Ferrari está a la venta y busca un nuevo propietario. Viene con un archivo de historia bien documentado que incluye cientos de fotografías de época y notas escritas a mano por los ingenieros de Ferrari. El barco está actualmente certificado en Ferrari Classiche. También se incluye la certificación de registro que atestigua el récord de velocidad de 1953 de Achille Castoldi. Una joya única.
Nota: Infobae
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