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28 de junio de 2020

Jessica Millamán, la mujer trans que cambió las leyes en el hockey sobre césped

"Al principio no caía de lo que había hecho, hoy estoy totalmente orgullosa de haber aportado un granito de arena para el colectivo LGBTIQ+ hacia una verdadera inclusión en el deporte", dijo en diálogo con Télam.

Jessica Millamán siente un orgullo enorme por el logro que la tuvo como principal protagonista: el haber cambiado las leyes para convertir al hockey sobre césped en un deporte que mundialmente respeta la Ley de Identidad de Género desde 2015.
"Al principio no caía de lo que había hecho, hoy estoy totalmente orgullosa de haber aportado un granito de arena para el colectivo LGBTIQ+ hacia una verdadera inclusión en el deporte. Estoy feliz de la vida de haber sido la protagonista", aseguró Millamán, peluquera y modelo publicitaria, en diálogo con Télam.
La lucha de Jessica por jugar en una liga profesional empezó en Chubut, su provincia natal, cuando volvió a practicar la actividad a los 27 años. Hacía 12 años que se había ido de su casa y había pasado por mucho, inclusive tuvo que prostituirse para subsistir. La Asociación Amateur de Hockey sobre Césped y Pista del Valle le negaba la posibilidad de ficharla en el Club Germinal de Rawson argumentando que existían "diferencias físicas". Finalmente, la Justicia ordenó que la dejaran jugar. Ella ya tenía su DNI como mujer.

Desde noviembre de 2015, la Confederación Argentina -como entidad afiliada a la Federación Internacional de Hockey (FIH)- adoptó los lineamientos del Comité Olímpico Internacional (COI) sobre Cambio de Sexo e Hiperandrogenismo.

Aquellas personas que cambien de sexo masculino a femenino "son elegibles para competir en la categoría femenina", afirma el COI, con algunas condiciones: entre otras, que el atleta haya declarado que su identidad de género es femenina y que su nivel de testosterona total en suero esté por debajo de los 10 nmol/L durante al menos de 12 meses antes de su primera competencia.
"El hockey es el deporte que más amo. Este año me iba a anotar en algún club para competir, pero me agarró la pandemia. Lo empecé a jugar desde chica porque mis hermanas lo practicaban y a los 10 años dejé porque no me sentía identificada con los varones. También hacía patín a escondidas, porque estaba en una familia muy machista e ignorante, donde el patín y el hockey eran para las mujeres, y el fútbol para los varones. Retomé de grande, con varias cosas resueltas, con el apoyo de mi familia y cuando me llegó el documento de identidad de mujer", relató Jessica.
Sobre la situación del fútbol femenino y Mara Gómez, la jugadora trans a la que todavía no le permiten competir en el campeonato de la AFA, Millamán opinó que "en cualquier rama del deporte se tiene que lograr lo mismo que se consiguió en el hockey".
  Su presente Jessica Millamán tuvo un 2019 inolvidable. "El año pasado firmé mi primer contrato de alquiler como dice la ley y me puse la peluquería en casa. Además, me salió la publicidad de mi vida como modelo gráfica (es la cara de Dove, la línea de productos de cuidado personal). ¡Un sueño verme ahí! Encima tengo contrato por un año más", contó.
La chubutense, que dio el puntapié inicial para que otras jugadoras trans puedan federarse en la Argentina, destacó que "estoy en un momento de sanación y, con las oportunidades que me vienen, siento que voy sanando cosas del pasado. Lo peor que pasé fue tener que prostituirme de tan chica cuando me fui de casa. Hace 20 años, a nosotras nadie nos daba laburo. Es más, hoy sigue siendo difícil alquilar. Afortunadamente supe revertir lo malo".
Millamán le agradeció a Fernando Gelicich por haberle enseñado una profesión, la de peluquera. "Eso fue lo mejor que me pudo pasar. Me ayudó a salir de todo lo que hacía que no me gustaba. Cumplir metas profesionales también les da una tranquilidad a mis viejos de que estoy bien y voy por el camino que yo tanto quería".
Con respecto al momento en que le entregaron el DNI con su nombre de mujer, Jessica Paola Millamán recordó: "Lo vi como una herramienta más para el respeto. Por ejemplo, cuando iba al médico y pedía que me llamen solo por el apellido, y a propósito la secretaria me decía el nombre. Ahora no le tengo que rogar a nadie. Para muchas amigas fue lo más importante, por una cuestión de respeto a las personas trans. Me dio felicidad ver que lo que decía el documento era lo que yo sentía desde siempre".  

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