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21 de octubre de 2024

Cazadores de naufragios encontraron un submarino perdido de la Segunda Guerra Mundial que había desaparecido con 64 tripulantes a bordo

Utilizando tecnología de sonar de última generación, los investigadores hallaron el navío a unos 250 metros de profundidad, cerca de la isla griega de Donoussa, en el mar de Ícaro

En el otoño de 1943, durante los oscuros días de la El HMS Trooper formaba parte de la flota submarina de la Marina Real Británica, que jugaba un papel crucial en las operaciones de guerra, especialmente en el teatro del Mediterráneo oriental. Bajo el mando del teniente John S. Wraith, el Trooper había partido de Beirut en septiembre de 1943 con la misión de patrullar cerca de las islas del Dodecaneso, en el Décadas de misterio rodearon la desaparición del HMS Trooper, pero finalmente, los restos del submarino fueron localizados en el fondo del mar Egeo, poniendo fin a 80 años de incertidumbre.

El equipo no solo utilizó el sonar para localizar los restos, sino que también desplegó vehículos submarinos operados por control remoto (ROV) para explorar el lugar del naufragio.

Este hallazgo es especialmente notable debido a las condiciones extremas de la zona. El mar de Ícaro es conocido por sus corrientes submarinas intensas, vientos fuertes y olas difíciles de navegar, lo que complicaba aún más los esfuerzos por localizar cualquier resto. “La investigación constante y persistente dio sus frutos”, aseguró Thoctarides a Live Science.

El análisis detallado de los archivos militares alemanes realizado por Thoctarides reveló que las minas habían sido colocadas al norte de la isla de Donoussa, unos días antes de que el Trooper llegara a patrullar esa área. Esto ofrece una explicación plausible y contundente sobre el destino del submarino, cerrando un capítulo de décadas de teorías y búsquedas infructuosas en áreas equivocadas.

En tanto, Thoctarides describió el área del hallazgo como un lugar donde el clima puede cambiar bruscamente, con fuertes vientos que levantan olas lo suficientemente poderosas como para desestabilizar incluso a barcos modernos. Además, las corrientes submarinas complican la operación de los vehículos submarinos operados por control remoto que fueron esenciales para explorar el naufragio.

Antes de su desaparición, el HMS Trooper no solo tenía la misión de patrullar el mar Egeo, sino que también cumplió un papel crucial en una operación secreta. Poco antes de perder contacto, el submarino había navegado hacia la isla de Eubea, una región controlada por las fuerzas italianas en ese momento, para llevar a cabo una misión especial. Durante esta operación, desembarcó a tres agentes secretos y un cargamento de suministros, lo que subraya su importancia estratégica en la guerra encubierta que se desarrolló en el Mediterráneo oriental durante el conflicto bélico.

La cronología de los eventos que llevaron a la desaparición del submarino se vuelve confusa después de esta operación. Según los registros, el 5 de octubre de 1943, el Trooper recibió la orden de patrullar entre las islas de Naxos e Ikaria, pero después de esa fecha, no se volvió a tener noticias del navío. Estaba previsto que regresara a Beirut el 17 de octubre, pero nunca llegó a su destino, y no respondió a las llamadas de radio. La misión secreta y las complicadas operaciones de patrullaje en una zona llena de minas enemigas lo colocaron en una situación de gran peligro, lo que finalmente resultó en su desaparición.

Durante décadas, la búsqueda del HMS Trooper estuvo plagada de errores y malentendidos, lo que llevó a los investigadores a explorar áreas equivocadas en el mar Egeo. Uno de los principales factores que desvió los esfuerzos de búsqueda fue un pasaje del libro War in the Islands (La guerra en las islas), escrito por el teniente comandante Adrian Seligman, quien participó en operaciones militares británicas en la región durante el otoño de 1943.

Sin embargo, los estudios históricos más recientes revelaron que Seligman probablemente se equivocó sobre la identidad del submarino que vio ese día. Basándose en documentos y registros de la época, los investigadores concluyeron que el navío observado por el teniente comandante no era el Trooper. Esta revelación cambió radicalmente la dirección de la búsqueda.

El equipo liderado por Thoctarides decidió adoptar un enfoque diferente y más exhaustivo. Revisaron los registros militares alemanes que indicaban que cinco campos de minas habían sido colocados al norte de la isla de Donoussa solo unos días antes de que el Trooper fuera enviado a patrullar esa zona. Esta información crucial los llevó a investigar más al norte, y fue allí donde finalmente encontraron los restos del submarino.

El HMS Trooper, ahora identificado en el fondo del mar de Ícaro, no solo es un naufragio más; es una tumba de guerra para los 64 hombres que viajaron a bordo cuando desapareció en octubre de 1943. Para sus descendientes, el descubrimiento de los restos significa mucho más que el cierre de un misterio histórico: es una oportunidad para rendir homenaje y recordar a quienes nunca regresaron.

 

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