AUTOMOVILISMO
3 de diciembre de 2018
Falleció en Chivilcoy Pablo Satriano
Se fue uno de los grandes preparadores del automovilismo nacional; dejó una rica y exitosa historia de pocas palabras y mucho trabajo
Se fue de esta vida Pablo Satriano. A los 76 años, en un amanecer de un domingo, de esos tantos domingos que lo vieron como protagonista indiscutido del automovilismo nacional. Un guerrero franco y noble que logró a fuerza de trabajo los mayores éxitos del automovilismo chivilcoyano, y lo proyectó como nadie a todo el país y fuera de nuestras fronteras. Brilló a fuerza de trabajo honesto. Ejemplo de una vida honrada. Murió en el mes de su cumpleaños; nació el 30 de diciembre de 1941,y desde sus primeros años ya se destacó en “inventos” con fierros, como cuando siendo un niño aún construyo él mismo un lavarropas, con lo que encontró en el galpón del campo. Hasta que comenzó con el kárting y que para practicar hasta se hizo una pista en su campo; preparó y corrió en motos, épicas carreras que aún recuerdan con nostalgia. Después vivieron los años con Citröen donde, junto a Emilio, se cansaron de ganar carreras y títulos por todo el país.
Pablo, buscador incansable de nuevos desafíos, seguía soñando y por las noches lo desvelaban nuevos rumbos, hasta que llegó el Turismo Nacional a principio de los ’70. Fue piloto y preparador, corría él y su inseparable hermano, hasta que un espectacular vuelco lo convenció de que el taller era su refugio, y se metió definitivamente en la preparación. Y siguieron cosechando triunfos; su fama fue creciendo y con la llegada de Emilio al TC, llegó la popularidad y los éxitos, logrando el tan ansiado titulo de TC en la temporada 1990, Un total de 27 carreras ganadas con Emilio y otras tantas con otros pilotos en el TC. Momentos brillantes de su vida, su fama fue creciendo inexorablemente. Amado, respetado y consultado por los mejores. El recuerdo de esos retornos victoriosos con miles de personas en las calles y avenidas de la ciudad de Chivilcoy para recibirlo. La entrada triunfal de la larga caravana de vehículos motos y bicicletas hasta el taller de Pablo, en esa fortaleza de la avenida Soárez, donde se moldearon después de miles y miles de horas de trabajo, muchas alegrías y otras tantas broncas, y de donde salieron sus mayores éxitos. Quedará para siempre en la historia del automovilismo argentino, Pablo Satriano, un grande de verdad como los verdaderos genios, humilde, de pocas palabras y muchos hechos. (La Razon de Chivilcoy)
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