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4 de julio de 2015

Le Mans 1955: a 60 años del peor accidente en la historia del automovilismo

Una brutal colisión provocó 84 muertos pero la mítica carrera se terminó de todas maneras.
Incluso horas después del peor accidente en la historia del automovilismo, aún salían llamas del destrozado Mercedes de Pierre Levegh.

El 11 de junio de 1955, las 24 horas de Le Mans se convirtieron en un espectáculo del horror: decenas de muertos y heridos deambulando por la pista, mientras en medio del caos los pilotos seguían girando a la caza de un buen resultado.

Al final de la jornada, los socorristas contabilizaron 84 muertos, entre ellos Levegh. «Fue una tragedia en la que lamentablemente se unieron muchos factores al mismo tiempo», dijo el expiloto de Mercedes Stirling Moss, a 60 años de la tragedia.

En los registros, la catástrofe fue archivada como un accidente de carrera inevitable. Nunca se realizó una investigación judicial a fondo. Lo que al parecer está claro es que medidas de seguridad totalmente inadecuadas y un grave error de conducción del británico Mike Hawthorn fueron el disparador de esta catástrofe.

A las 18:26 el piloto de Jaguar, Hawthorn y el argentino Juan Manuel Fangio en Mercedes corrían la vuelta 35 y se disputaban la punta de la carrera. Hawthorn quería a toda costa mantener el liderato tras el obligado reabastecimiento de combustible. Poco antes de entrar a boxes, el británico intentó superar a Lance Macklin, que venía rezagado a bordo de un Austin Healey. Sin embrago, Hawthorn frenó demasiado rápido y giró hacia la derecha, lo que hizo que Macklin doblara hacia la izquierda para evitarlo.

Por su parte, Levegh, que iba a adelantar a Macklin, debió abrirse aún más y terminó golpeando con su parte frontal derecha la parte posterior izquierda del Austin Healey. El Mercedes de Levegh impactó contra el único muro de protección para los espectadores, varios restos del automóvil volaron hacia la multitud y finalmente el tanque explotó. «Primero fue como una bola de fuego, después como un juego de dominó. Las personas iban cayendo en fila», dijo Daniel Oudin, un testigo de los hechos en un documental de televisión en el 2010. «Si Mike hubiese sacado el pie del acelerador y se hubiese quedado detrás de Macklin, no hubiese pasado nada», señaló Moss.

 

Unas 300.000 personas se encontraban a un costado de la pista y frente a la tribuna principal. Los espectadores estaban subidos a cajones y escaleras, separados en parte solo por barreras de paja. La seguridad en el Circuito de la Sarthe no había sido mejorada desde la década de 1920, pese a que los coches en la pista corrían a un promedio de 200 kilómetros por hora. «Cuando levanté la cabeza, no ví a nadie de pie. Todo había sido arrastrado», describió el espectador Roland Jamin la escena después del accidente.

 

La carrera, sin embargo, prosiguió. Durante horas Mercedes discutió si se retiraba de la contienda hasta que finalmente el director del equipo Alfred Neubauer, en señal de respeto a los muertos, decidió detener a las «flechas de plata», que estaban liderando las 24 horas de Le Mans. Pero Hawthorn continuó y ganó la carrera junto con su compatriota Ivor Bueb. Las imágenes muestran al ganador durante la ceremonia de premiación celebrando con champán. El piloto, quien más adelante se convirtió en campeón del mundo de Fórmula 1, nunca reconoció su culpa en el accidente.

Los organizadores de la prueba no interrumpieron la carrera, que prosiguió mientras las ambulancias iban y venían, luego se supo que continuó para que las personas no impidieran el paso de éstas y pudieran atender a los heridos. Los espectadores situados en otras zonas del circuito tardaron horas en conocer el alcance de la tragedia. La organización argumentó que la suspensión de la carrera hubiera dificultado las labores de evacuación de los heridos, por la probable invasión de las vías de emergencia.

Pierre Levegh contaba con 49 años de edad en el momento de su muerte.

Como resultado de este accidente, en muchos países del mundo se prohibieron carreras automovilísticas, muchas pistas mejoraron la seguridad y a fin de esa temporada Mercedes se retiró por un tiempo del automovilismo, una decisión que ya se había tomado antes de la tragedia de Le Mans. Los costos se habían tornado demasiado altos. El legendario Fangio, que había sido testigo de la tragedia a corta distancia, nunca volvió a Le Mans. Levegh, su rival de escudería, le había hecho una advertencia con una mano alzada antes de su muerte. «Él fue mi salvador», dijo Fangio muchos años después.

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Gustavo

Comentario
Para el despegue de Saladillo hay que cambierle el nomre y ponerle uno en ingles. "Litle Salt", por ejemplo.

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