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7 de julio de 2024

La odisea de los padres de Faustino Oro para acompañarlo en su explosión ajedrecística y cómo lo educan

Romina y Alejandro decidieron mudarse a España para que compita más seguido. “Chessi”, como lo bautizó Kasparov, establece plusmarcas y se divierte. Su rutina diaria entre estudio, peluches y milanesas a la argentina

“La última mudanza no nos ha permitido aún completar las habitaciones, ni que Faustino, a causa de tantas competencias, pudiera recorrer las plazas del barrio”, contó Romina, la mamá. Y agregó sobre el futuro de su hijo: “Queremos ir paso a paso, hay que ver qué sucede con los cambios de edades, aunque por ahora él proyecta su futuro con vistas al ajedrez. Le brindamos mucho poder de decisión, juega dónde él tiene ganas. Mantiene su atención con el fútbol, le gusta ver series y escuchar música. No le gustan mucho los reportajes porque le dan vergüenza. Tal vez por el ajedrez él es un chico ordenado, ya que tiene sus horarios diferenciados para hacer sus cosas”

-Siempre quisimos que haga lo que tenga ganas; si hubiera sido por mí debería haber aprendido mucho antes, pero agarró el ajedrez cuando él quiso. Al principio me imaginé que ganaría un campeonato argentino Sub 8, pero con él las cosas pasan volando; transmite su hiperactividad y tiene una capacidad infinita de sorprender. Él sube la vara de tus expectativas sobre sus logros: en septiembre de 2023 hizo su primera norma de maestro internacional y nueve meses después logró el título.

- Correr detrás de tantas metas y tantas expectativas puede resultar peligroso.

- ¿Cómo es su día? ¿Cómo lo contienen?

El día a día es más o menos como ya te conté; si fuera por él, el 90% giraría alrededor del ajedrez. Ahora le dedica al juego más o menos 55 horas semanales, de ellas alrededor de 20 eran con los profesores cuando yo no tenía trabajo y tampoco existía el apoyo del grupo de mecenas -empresarios que de manera anónima acompañan desde mayo último la carrera profesional del niño brindando la asistencia económica para su preparación y entrenamiento-. Por eso antes podía pasar más horas jugando con él. Hacíamos cálculos juntos y jugábamos “a ciegas”, él se vendaba los ojos y me iba dictando las jugadas, yo las reproducía en la computadora y le decía mi respuesta y volvía nuevamente a decirme otra jugada. No hace falta que te diga quién ganaba, ¿no? (risas). Cuando yo conseguí trabajo él no modificó los horarios, y mi tiempo fue reemplazado por más momentos con los profesores.

- ¿Desde la mañana hasta la noche juega al ajedrez?

- Si fuera por él seguro que lo haría, pero tratamos que tenga otras distracciones. Pero él se divierte jugando. Por ejemplo, antes o después de desayunar él practica un juego de ajedrez “puzzle racer”. Se trata de resolver problemas tácticos o estratégicos a gran velocidad, en noventa segundos. A mayor cantidad de aciertos y cuánto más rápidos los resuelvas, el programa te va dando puntos. Él obtuvo un récord de 147 puntos que no tiene registros en esa plataforma.

- ¿Y cómo es su rutina diaria?

 

- ¿Son muchas horas de ajedrez?

-Sí, más o menos 20 de divertimento y otras 35 de entrenamiento cada semana. Pero hay que tener en cuenta que, con la mudanza, él no pudo empezar aún el ciclo escolar, recién en septiembre volverá al colegio, ahí va a estar más equilibrado y también descubrirá nuevos amigos. Está anotado en una escuela pública en Cataluña para comenzar 6° grado. Falta que nos confirmen la vacante. Si bien acá no hay repitencia en el ciclo primario (sí en el secundario) necesitamos contar con una autorización del ayuntamiento por el tema de competencia deportiva para liberarlo del horario de la tarde. Las escuelas abren a las 9.30 hasta las 12.30 y después los chicos vuelven de 15 a 16.30. Le corta muchas horas de entrenamiento. Sería todo más fácil en una escuela privada, pero no es el momento para nuestros bolsillos. Si consigo un mejor trabajo entonces podríamos intentarlo.

-Este semestre Faustino jugó seis torneos, en Yeda, Alicante, Menorca, Medellín, Madrid y Barcelona. En total 56 partidas pensadas, cada una de casi 4 horas de juego. ¿No es mucho?

- La idea es que juegue entre 80 y 100 partidas al año, eso lo vamos graduando, pero el que decide es él. Recibimos muchas invitaciones, que antes por temas económicos debíamos rechazar porque había que sumar el traslado, el alojamiento y la comida de esos días, y él necesita estar acompañado por mí o Romina. Con el apoyo del grupo de empresarios eso cambió

-¿Y conseguís permisos en el trabajo para acompañarlo?

- Ese fue un tema, porque la nueva documentación de Romina demoró más tiempo de lo pensado. Yo tuve que ir a Colombia porque ella no podía salir de España. Afortunadamente, ahora todo está encaminado y ella lo podría acompañar a Nueva York.

-¿Faustino jugará en Estados Unidos?

- La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) anunció que la última semana de diciembre, en Nueva York se jugarán los campeonatos mundiales de ajedrez blitz (partidas a 3 minutos) y rápido (a 10), y Faustino quiere jugarlos. Así que tenemos tiempo de organizarnos.

Faustino logró el penúltimo peldano para ser gran maestro (lo que sería un cinturón negro para los judocas) a los diez años. Por eso los grandes ajedrecistas del mundo, desde Kasparov a Polgar lo felicitaron por el logro

Desde hace tres meses -casualmente coincidente con el último mejoramiento de Faustino en la comprensión del juego donde alcanzó resultados superlativos; las dos normas que necesitaba para lograr el título de maestro internacional y una imbatibilidad de casi 90 días pese a haberse enfrentado a jugadores de una categoría superior-, el niño está acompañado por el afecto de sus abuelos paternos: Elda Nuñez y Luis Oro, con un detalle no menor: ambos son ajedrecistas.

Don Luis fue un experimentado jugador que representó al Club Vélez Sarsfield en los torneos por equipos de la Copa AFA, en los años setenta. Fue parte del conjunto de Liniers junto al maestro Jacobo Bolbochan y el periodista Edgardo Mocca. En tanto, Elda, con menor fuerza en el juego, fue animadora de varias ediciones de los campeonatos argentinos femeninos que en esa misma época eran dominados por Julia Arias, Edith Soppe y Virginia Justo. Radicados hace ya varios años en Santa Fe, los abuelos de Faustino Oro se dedican a la enseñanza y a la promoción del ajedrez en el Club Atlético Rafaela.

Tras la consagratoria actuación en Barcelona, donde Faustino se convirtió en el ajedrecista más joven en alcanzar el título de maestro internacional, el penúltimo peldaño para ser gran maestro (una especie de cinturón negro en los judocas), el niño se ha tomado un merecido descanso después de varios meses con fuerte actividad. La quietud o reposo no encajan con su hiperactividad y mucho menos de alejarse por un minuto de lo que más le gusta: jugar al ajedrez.

Por eso hace algunas horas nuevamente el ambiente de las torres homéricas, el peón ladino y tenue rey se vio convulsionado con una nueva hazaña. Sentado frente al monitor en su cuarto en Badalona le asestó una dolorosa derrota al mejor ajedrecista del mundo en ritmo blitz, el norteamericano Hikaru Nakamura.

“Yo quiero ser campeón mundial, pero eso es a largo plazo. En lo inmediato me gustaría ser gran maestro”, anticipó hace algunas horas. Es que Faustino no se detiene. Se apoya en sus padres, Alejandro y Romina, los grandes sostenedores de sus sueños. Los que lo acompañan en esta onírica odisea.

 

 

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