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21 de agosto de 2020

El Día de la Futbolista se festeja por los cuatro goles de Selva a Inglaterra en 1971

Pocos conocen la hazaña de Elba y Las Pioneras que motivó a la Legislatura porteña a institucionalizar el homenaje, en aquellos años, al inicio de la década del 70, en el que el fútbol no era para las mujeres y se las mandaban "a lavar los platos".

El Día del Futbolista argentino se pasó al 22 de junio para recordar uno de los dos goles, el mejor de la historia de los Mundiales, que Diego Maradona le hizo a Inglaterra en México 86. Quince años antes, también en el estadio Azteca y en una Copa del Mundo, otra zurda argentina con la número 10 en la espalda, Elba Selva, convirtió los cuatro tantos de la histórica victoria 4-1 sobre las inglesas, el 21 de agosto, fecha que desde 2019 fue declarada el Día de la Futbolista Argentina.

En un país tan futbolero como Argentina, pocos conocen la hazaña de Elba y Las Pioneras que motivó a la Legislatura porteña a institucionalizar el homenaje. Y es que en aquellos años, al inicio de la década del 70, el fútbol no era para las mujeres, las mandaban "a lavar los platos".

La Copa del Mundo de 1971 no tenía el aval de FIFA, que recién en 1991 organizó un Mundial femenino. Sin reconocimiento de la AFA, ese seleccionado viajó al torneo en México sin entrenador, camisetas ni botines para jugar.

"Siempre digo que el gol que más me gustó de los cuatro fue el primero. Inglaterra era una potencia. Yo estaba feliz de haber hecho el gol y cuando miro a la tribuna todos gritaban 'Ar-gen-tina, Ar-gen-tina'. ¿Sabés lo que era eso? Había mucha gente y era el estadio Azteca que es enorme y estaba casi lleno. Es una imagen inolvidable", cuenta Elba Selva en diálogo con Télam.

La zurda, que hoy tiene 75 años, recuerda que en México y en aquel estadio con capacidad para 100.000 espectadores vivió "todos momentos lindos". Pero de regreso al país nadie se hizo eco de aquel torneo. "Acá en Argentina no había mujeres futbolistas y allá era impresionante cómo nos querían, nos venían a ver miles de chicas que jugaban, periodistas al hotel... Cuando volvimos no nos recibió nadie, solo nuestras familias. Me desilusioné y por eso me alejé del fútbol".

Elba Selva dudaba de ir a México. En ese momento trabajaba en una fábrica de alambres y tenía un hijo de dos años. Su marido Raúl, sabiendo que podía ser una oportunidad única (deportiva y económica) para ella, la apoyó para que viajara. A la vuelta la despidieron de la fábrica y no volvió a jugar al fútbol más que en forma esporádica.

Selva mantuvo oculta su experiencia mundialista por 48 años. "No sabían nada mis vecinos ni mis profesores del Poli de la Municipalidad de General Rodríguez. Recién cuando me contactó Lucila Sandoval (exarquera que se encargó de juntar a Las Pioneras del Fútbol Femenino y dar a conocer su historia) lo conté", admite. 

"Mi amiga Martina me insistía en que tenía que transmitir lo que había vivido a las jóvenes. Y me hizo atender a los de la Legislatura porteña que me habían llamado tantas veces para declarar lo del Día de la Futbolista. Yo siempre decía que no. Nunca pensé que había hecho historia. Finalmente fue una emoción muy grande", reconoce Elba.

Además de la distinción de la Legislatura, a Selva le dio mucha alegría ser invitada con algunas de sus compañeras a la Copa del Mundo en Francia 2019, donde se reencontró con el plantel de jugadoras inglesas en la tribuna. "No sabés qué lindo momento. Cuando nos encontramos, estaba la arquera de Inglaterra de ese momento. Entonces pregunta: '¿Quién es Elba Selva?'. Y cuando me señalan a mí, me hace la seña como de que quería cortarme el cuello. Nos reímos, nos abrazamos. Fue muy emocionante. No había rivalidad".

Elba Selva vive en el campo en General Rodríguez, sin internet ni buena señal de celular. "Ya sé que tengo el teléfono lleno de mensajes pero me entretengo con otras cosas, je", confía en la charla con Télam. Ni siquiera puede hacer videollamadas con sus dos hijos y una nieta que viven afuera (uno en México y otro en Italia). 

Sale poco y nada de su casa. Fabrica barbijos, con tela que le llevan, para ayudar a comedores barriales en pandemia junto a su sobrina María Celeste, quien también se encarga de hacerle las compras.

Lejos de los medios y las redes sociales, Elba igualmente sabe que la realidad que está viviendo el fútbol femenino argentino hoy es muy diferente a la de su época. "Es lindo lo que está pasando ahora. Hay muchas más chicas que lo juegan, en el Polideportivo donde yo voy y en todo el país. Falta mucho pero se dieron pasos muy importantes. Lo que más me gustaría es que las jugadoras cobren y puedan vivir del fútbol".

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